Los Palos
de Tanis
Para alcanzar la maravillosa finca Los Palos de Tanis hay que ascender hasta los 675 metros, en las faldas queleñas que se abren hacia el Pico Gatún. Son alturas donde el aire se vuelve más limpio y la luz más intensa, donde los límites de cultivo del tempranillo comienzan a insinuarse y donde esta casta esencial de Rioja revela su elegancia extrema y su capacidad de longevidad.
Aquí, entre cielo y tierra, crecen los tempranillos de altura, desafiando la pendiente y buscando el horizonte, buscando la luz y el frescor que permiten que cada racimo desarrolle la finura más delicada y la intensidad más precisa. Es el lugar exacto donde la variedad riojana por excelencia alcanza su máxima expresión: perfumes sutiles, taninos refinados y una estructura que anticipa el paso del tiempo con nobleza. En Los Palos de Tanis, el tempranillo no se impone; susurra, se estira hacia el cielo y se perfecciona en silencio, regalando vinos que son un retrato fiel del paisaje y de la altitud que los vio nacer.
Vegetación libre
que mira al cielo
En las faldas de las montañas que rodean Quel, a 675 metros de altitud, se encuentra el viñedo Los Palos de Tanis, un lugar donde la naturaleza y la viticultura se entrelazan con respeto y armonía. Este viñedo se caracteriza por su conducción vertical, utilizando palos que guían a las cepas de tempranillo hacia el cielo, permitiendo que sus hojas protejan los racimos y que las raíces profundicen en un suelo franco-arenoso con arcillas y limos.
El paisaje que rodea Los Palos de Tanis es un mosaico de biodiversidad, donde cañizales, almendros, cerezos y olivos conviven en equilibrio. Este entorno confiere al viñedo una expresividad única, reflejando la riqueza del ecosistema que lo sustenta.
Las cepas de tempranillo en Los Palos de Tanis son testigos de la paciencia del tiempo. Su crecimiento vertical no solo es una elección técnica, sino también una declaración de respeto hacia la naturaleza, buscando la máxima expresión del terroir.
Los vinos que nacen de este viñedo son el reflejo de su entorno: elegantes, con una acidez vibrante y una estructura que habla de la altura y la mineralidad del suelo. Cada copa es una invitación a descubrir la historia de un lugar donde la viticultura se practica con esmero y devoción.
Los viticultores de Quel conocen a la perfección que el tempranillo no sabe parar con la llegada del calor y sigue transpirando, por lo que sufre más que la garnacha en climas cálidos. Por eso resulta esencial la altura y los contrastes térmicos que se suceden entre la noche y el haz diurno. Esta viñas encaramada en los 675 metros se protegen de forma natural y ahonda en su búsqueda de la calidad y el equilibrio.
Las raíces de estas viñas se ven obligadas a profundizar y la cepa consigue, con los años, un equilibrio entre el crecimiento vegetativo y las demandas del fruto. Tempranillos maduros de acidez equilibrada y taninos muy elegantes que combinan a la perfección con el color intenso de las garnachas viejas para ofrecer vinos singulares con cuerpo y delicadeza.
TUTORES VERTICALES
Una de las características más curiosas de Los Palos de Tanis es su conducción vertical, no muy utilizada en Rioja pero que es uno de los sistemas de poda más antiguos que se conocen. Con esta conducción se consigue un mayor sombreo sobre los frutos para zonas cálidas. Es un sistema de vegetación libre y su estructura se organiza a través de un tronco alto en el que se insertan los pulgares de poda en diferentes escalas horizontales.
Quel
Maremágnum de arenas,
arenas y
más arenas
Datos técnicos
31.6% Limos, 57.1% Arena, 11.3% Arcilla
Mi Lugar
2019
Alegoría de Quel
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