El patio de

El Hombre

En la parte posterior de la zona de recepción de las uvas se encuentra la entrada a la bodega con dos espacios donde la luz recibe al visitante en un juego precioso y preciso de materiales nobles y sencillos: madera y piedra, que dialogan entre sí con la misma naturalidad con la que lo hacen en el entorno de la propia bodega.

El primer espacio es un patio rectangular, a cielo abierto, con un pequeño entramado de vigas de madera en el techo que propicia un bello juego de luz y contrastes que dota al lugar de una textura sugerente y cálida en invierno y de frescura en los meses más calurosos del año. En el suelo se intercala el ladrillo con varios dibujos geométricos de piedra y en el extremo oeste, una pequeña fuente con una escultura de Miguel Ángel Sáinz. Se trata de un boceto de piedra que realizó el artista de Aldeanueva para una obra que se encuentra ubicada en la Plaza del Parlamento de Logroño, junto a la muralla y la puerta del Revellín. La Compañía Tabacalera, en su centenario, donó la creación de Miguel Ángel a la capital de La Rioja.

La obra se denomina ‘Hombre histórico’, y representa una figura con tronco pero sin extremidades de un hombre maduro, atlético y peinado hacia atrás que gira su cabeza hacia la derecha. Es la primera referencia directa que aparece en la bodega Queirón a la figura de Miguel Ángel Sáinz y expresa la sencillez de sus trazos, el realismo de lenguaje escultórico y la evocación del clasicismo y la mitología. Es un hombre desnudo y evocador, de piedra, sin la más mínima afectación.

El Patio del Hombre pone de relevancia el humanismo del vino, de la importancia del equilibrio con la naturaleza y el peso de la tradición, no como losa, sino como legado que hay que proteger, defender y cuidar para las futuras generaciones de viticultores.

El patio de El Hombre

La sala

El Encuentro

En la parte sur de este pequeño y coqueto patio existe una puerta de madera que da paso a la entrada a la bodega a través de la Sala ‘El Encuentro’, bautizada así en homenaje a un cortometraje realizado por el propio Miguel Ángel Sáinz, un artista polifacético que también realizó sus pinitos en el cine experimental en los años ochenta del pasado siglo. Esta sala representa la entrada a la bodega, el abrazo entre la viña y la elaboración. La primera sorpresa que recibe al visitante es el inmenso ventanal con vistas al espectacular cortado de roca o farallón que protege la zona sur de Quel y su castillo roquero. Se trata de un accidente geográfico que tiene un corte de unos cien metros de altura provocado por la acción erosiva del Cidacos y que desde la bodega Queirón se contempla en toda su plenitud, con el castillo del siglo XV coronando tan singular espectáculo.

En la sala ‘El Encuentro’ se puede disfrutar de los vinos de Queirón y se subraya su pasión por la obra de Miguel Ángel Sáinz con la presencia de la mítica e icónica figura de la escultura de Oinopión y el centauro, que es la seña de identidad por antonomasia de Ontañón Familia. En Queirón, al igual que en la bodega de Logroño, Gabriel Pérez ha querido rescatar la memoria artística de Miguel Ángel Sáinz y su representación de este mito griego trasegando unas ánforas de vino a lomos de un centauro llamado Folos. La obra es una alegoría de la unión entre la razón y el instinto, la inteligencia y la naturaleza, dos de las claves en la elaboración del vino. La sala ‘El Encuentro’ tiene una barra ovalada de madera y un mueble expositor para vinos.

Sala El Encuentro
La escalera voladiza

La escalera

Voladiza

Desde este espacio, a través de una escalera voladiza y espectacular de madera se desciende a dos niveles esenciales de la bodega: la Sala de elaboración y la Sala de barricas. Esta escalera se sustenta en una gran columna de hormigón y piedra que sugiere los mismos tonos de color de la peña de Quel, en la que se asienta el icónico castillo roquero del siglo XV. La escalera desemboca en el último tramo en la sala de Barricas y discurre desde ésta hasta la Sala ‘El Encuentro’. La escalera, además de su sentido práctico, rememora el nexo de unión que existía y existe entre las diversas bodeguitas del barrio histórico, ya que en algunos casos se comunicaban unas con las otras en distintos niveles. El sentido de cooperación entre los antiguos viticultores queleños se mantiene como una de las claves de la filosofía de Queirón, ya que la vuelta a los orígenes y el sentido de vino de pueblo y de zona va más allá de la propia familia y expresa la unión con Quel, con la historia de sus vinos y sus gentes.

Sala de elaboración

la gravedad del siglo XXI

Una de las características más singulares del Barrio de Bodegas histórico de Quel es la existencia en cada una de las bodegas-cueva de un orificio vertical que asciende hacia el exterior y que posee dos funciones, la primera la de servir de conducto de ventilación para que respirara la bodega y la más importante, para hacer llegar la uva desde la parte superior al lagar de cada cueva popular. En la zona más alta de la ladera donde se asientan las bodegas, se sitúan la tuferas o luceras, que se utilizaban para verter las uvas a través de un sistema de galerías verticales excavadas en el interior de la roca y descargar los racimos en el lago por gravedad para que comenzara la fermentación tras su pisado.

En Queirón se ha recuperado la herencia de estas bodegas históricas y se utiliza la gravedad para la elaboración del vino con la misma base filosófica pero incorporando diferentes avances técnicos y tecnológicos.

El sistema de gravedad hace que la uva sea recibida y seleccionada en la parte superior de la bodega para su inmediata elaboración, cayendo por su propio peso con el fin de evitar violentos y forzados movimientos cuyas consecuencias (estrujado no natural, calentamientos u oxidaciones, entre otros…) son indeseables para lograr la máxima calidad de los vinos.

Además, para el descubado del mosto tinto fermentado para trasegarlo a la prensa, el bombeo mecánico requiere de mayor intensidad de la presión, lo que puede provocar una extracción incontrolable de taninos y sustancias amargas no deseadas en el vino. Con la elaboración mediante gravedad, el flujo no requiere la utilización de bombas: el mosto fresco cae por su propio peso en los depósitos de fermentación, el mosto fermentado pasa directamente del depósito a la prensa situada debajo y, por último, el vino fluye sin bombeo a las barricas situadas en la sala inferior.

Sala de elaboración

La gravedad,
las comportas
y el torco

La Bodega Queirón está dotada de un original sistema que consta de los siguientes pasos para aprovechar la gravedad. Tras la recepción en la parte superior del edificio, en la que se realiza la doble selección, tanto a nivel de racimo como de grano, la uva se introduce en unos pequeños envases (llamados comportas en homenaje a los tradicionales recipientes para el traslado de uvas recién vendimiadas), que mediante una grúa se colocan en la cabeza cada depósito de fermentación para introducir la uva. En el centro o patio de la nave de elaboración existe un torco (al igual que recuperamos la palabra comporta, en este caso hemos recuperado el nombre de los depósitos de piedra que se colocaban a pie del lagar y donde se recogía el vino) en el que se sitúa otra comporta para descubar el vino y, mediante la grúa, volver a situarla en la parte superior del depósito, y realizar los remontados con la fuerza de la gravedad permitiendo extracciones suaves y homogéneas cada uno de estos procesos. El sombrero se agita y los aromas, pigmentos y fenoles que contiene se distribuyen en el líquido. Se evita por completo el uso de bombas y se conservan aromas que se perderían debido a la fricción provocada por el bombeo.

La sala

de barricas

Estamos ante uno de los espacios más sorprendentes y emocionantes de la bodega. La sala de barricas es un verdadero templo marcado por la sensación de recogimiento y oscuridad en la que se crían los vinos. La inspiración de Gabriel respira los mismos códigos que estableció Miguel Ángel Sáinz en la Bodega Museo Ontañón de Logroño, la utilización de materiales nobles como la madera, suelos de piedra, durmientes de obra en la que no se apilan más que una fila de barricas, columnas de ladrillo e iluminación desde el suelo y lámparas artísticas en el mismo estilo de las que diseñó Miguel Ángel para la bodega incial de Logroño. La sala de barricas, además, es un espacio esencial para la elaboración de los vinos de Queirón porque alberga una enorme diversidad de procedencias, estilos y tipos de tostados de los robles de sus barricas. Una de sus características arquitectónicas es su forma, ya que la sala se abre hacia la izquierda abrazando la montaña generando un escorzo en su interior muy característico de la bodega y que replica en el nivel inferior, que alberga el botellero.

Aula de catas

Aula de

catas

En el nivel de la zona de barricas se sitúa otro espacio muy importante en Queirón, la sala-aula de cata para 16 puestos con luz natural a través de un ventanal, que como en la sala ‘El Encuentro’ se ofrece a la peña de Quel. Esta sala está pensada tanto para el trabajo de la bodega como para acoger diferentes seminarios y encuentros con enólogos, sumilleres, blogueros, instagramers, cocineros y amantes y estudiosos del vino.

El

botellero

El botellero de Queirón también posee un lenguaje marcado por la dialéctica dibujada por Miguel Ángel Sáinz, que ha recuperado Gabriel Pérez y que configura la identidad de Ontañón Familia. Es el último piso en sentido descendente de la bodega. Se accede a él a través de una escalera que lo comunica con la Sala de Barricas y el primer espacio es un amplio pasillo en el que hacia el oeste se abren cinco pequeños intersticios triangulares para albergar durmientes con botellas configurados en recuerdo de lo que diseñó Miguel Ángel Sáinz en el botellero de la bodega de Logroño. En el paño del este también hay nichos con botellas y dos cuevas muy profundas que discurren hasta la roca madre con el mismo fin de envejecimiento de los vinos de Queirón marcados por el silencio, la calma y la oscuridad. Al final del pasillo, la nave gira hacia el oeste abriéndose con un patio interior que da paso a otras tres zonas. La primera supone la continuación del botellero con un pasillo largo con durmientes en ambos lados y una curva final con nichos en forma de arcos de medio punto con cavas para que reposen las botellas históricas de las diferentes cosechas y añadas de Queirón.

Botellero de Bodega Queirón
Botellero de Bodega Queirón
Botellero de Bodega Queirón

la nave de los tinos,

los huevos y la tinaja de barro

Hay dos salas más.
Una con tinos de roble, además de dos huevos de hormigón y una tinaja de barro/cerámica; además de otra reservada para la embotelladora. La Nave de los tinos alberga nueve de estos grandes depósitos de madera tan característicos de las bodegas más tradicionales. En Queirón hay nueve tinos, todos ellos de roble y de forma troncocónica colocados de manera vertical (no confundir con los fudres, que son toneles que se ubican de forma horizontal y cuyos fondos o pámpanos pueden ser redondos y cilíndricos). La característica principal de estos depósitos es que la cantidad de vino que se somete a contacto en proporción con las posibles entradas de oxígeno es menor. Esto permite que al existir menor intercambio de oxígeno se produzcan menos reacciones oxido-reductivas, lo que propicia que se estabilicen mejor los antocianos.
Esta sala también dispone de dos depósitos de hormigón en forma de huevo. Su utilización propicia una microoxigenación debida a la porosidad del material con el que está construido (piedra caliza y arcilla) y además, su forma produce una suave corriente interna en forma de vórtice que favorece la crianza muy suave sobre lías ya muy finas, lo que vuelve a favorecer la complejidad, finura y volumen del vino.
El último envase que, de momento, se ha incorporado a la bodega es una tinaja de barro. Su estructura microporosa de la tierra cocida permite un intercambio líquido/gas entre el contenido y el ambiente externo. Ofrece un aporte lento y constante de oxígeno al vino. Su forma y el material permiten una adherencia lateral que mejora la decantación e inversamente facilita el proceso de removido de las lías más finas, con una ventaja añadida y es que por efecto de la microoxigenación, se neutraliza el carácter reductor de las mismas.

Nave de los tinos

el patio del castillo

y otros espacios más

La bodega Queirón tiene otros espacios que se van articulando en las diferentes alturas de cada una de las zonas de la bodega. Por ejemplo, destaca el jardín ampelográfico en el que se han plantado varios ejemplares de las diferentes castas o variedades que se cultivan en la DOCa Rioja. Se ha realizado a título divulgativo para expresar las diferencias de comportamiento de cada una de las familias a lo largo del ciclo vegetativo. Hay varios patios con asadores para diferentes eventos sociales. Uno de ellos se denomina el Patio del Castillo porque ofrece una espectacular visión del farallón de Quel y su castillo roquero. La bodega, además, dispone de dos comedores, cocina, oficinas, zona de descarga y servicios.

El patio del castillo

el comedor de la familia

alfa y omega de la bodega

La bodega Queirón nace y confluye toda ella en un espacio original que hunde sus raíces en la bodega familiar datada en 1870. Gabriel Pérez organizó el desarrollo de la arquitectura de Queirón para que toda ella tuviera sentido organizándose en torno a un lugar que siempre ha estado unido a la familia: un comedor/merendero íntimo y sencillo situado al nivel del botellero que posee un valor simbólico muy especial para los Pérez Cuevas, ya que es su genuino lugar de encuentro para las celebraciones familiares. El espacio se comunica hacia el interior con el patio central del botellero y hacia el exterior con la calle principal del Barrio de Bodegas de Quel. Gabriel lo ha mantenido intacto, austero y sencillo. Es el símbolo de la coherencia del proyecto Queirón, el recuerdo inmediato de sus raíces, del encuentro entre el pasado de la familia con la gran apuesta de futuro que supone la bodega Queirón, que se articula toda ella en relación con este lugar tan querido por todos los miembros de la familia.

Su decoración es popular y austera. Contiene una pequeña vidriera alegórica a Quel, obras de Miguel Ángel y dos versos pintados en las paredes por el propio Gabriel de Carmina Burana, aquella colección de Cantos Goliardos de los siglos XII y XIII que conmovieron al fundador de la bodega cuando escuchó la cantata homónima obra del compositor alemán Carl Orff.

El comedor de la familia

Bache, bene venies gratus et optatus
per buen noster animus fit letificatus
Istud vinum, bonum vinum, vinum generosum,
reddit virum curialem, probum, animosum

Baco, sé bienvenido, grato y deseado
por el que nuestro espíritu se alegra

Este vino es el bueno, vino generoso
convierte al buen cortesano en hombre valeroso