La
Pasada

La Pasada es un viñedo emblemático situado en la zona más agreste y alta de la Sierra de Yerga, donde hace más de treinta años Gabriel Pérez decidió plantar tempranillo en un paraje de altura excepcional. Aquel gesto visionario dio origen a una viña que hoy representa la esencia del equilibrio climático de Rioja. En este lugar se encuentran, como si el paisaje las convocara, las tres almas que definen a los vinos riojanos: la influencia atlántica que llega desde la Sierra de Cantabria, la rigidez continental que desciende de las estribaciones de la Sierra de la Demanda y la luz mediterránea que irradia desde la apertura hacia el valle del Ebro.

Un viñedo de altura (780-800 metros)
que tiene influencia de los tres
climas de Rioja

En la parte más alta de Quel, donde las laderas de la sierra de Yerga se quiebran en dirección al valle del Cidacos, se encuentra La Pasada, un viñedo que parece suspendido entre tres climas: el atlántico que se adivina en la lejanía, el continental que marca los inviernos largos, y la luz mediterránea que asciende cada mañana desde el Ebro. Allí, entre los 720 y los 810 metros de altitud, la vid crece en condiciones extremas, rodeada de pinares, sabinas y quejigos, en un paisaje que combina aspereza y belleza.

La Pasada es una finca de casi diez hectáreas que serpentea sobre fuertes pendientes —en algunos tramos superiores al treinta por ciento—, lo que dificulta cualquier labor mecánica y obliga a trabajar con precisión y respeto. El terreno, de textura franco-arenosa (más de un setenta por ciento de arena), pobre en materia orgánica y de excelente drenaje, es un suelo duro y exigente. Las cepas hunden sus raíces entre gravas y areniscas rojizas, buscando humedad en profundidad y encontrando en esa lucha el secreto de su equilibrio.

El viñedo se plantó entre 1989 y 1995, cuando apenas se hablaba de viticultura de altura en Rioja Oriental. Aquella decisión, adelantada a su tiempo, buscaba demostrar que el Tempranillo —variedad tradicionalmente asociada a zonas más frescas del oeste riojano— podía alcanzar una expresión distinta, más profunda y precisa, en el límite oriental si encontraba altitud suficiente. La Pasada es, por tanto, una viña pionera: un ensayo de altura convertido en certeza.

El clima en estas cotas marca un ciclo pausado. Los inviernos son largos y fríos; la brotación se retrasa y la maduración llega siempre más tarde que en el valle. Durante el verano, las noches frescas y el cierzo constante ralentizan el proceso de maduración, permitiendo una acumulación lenta de azúcares y una perfecta conservación de la acidez. Esa amplitud térmica, junto con el viento que seca el rocío de la mañana, garantiza una sanidad vegetal extraordinaria y una piel de uva gruesa y rica en taninos nobles.

Las cepas, conducidas en espaldera y trabajadas con precisión artesanal, producen rendimientos muy bajos: apenas unos pocos racimos por planta. Cada hilera se orienta según la pendiente para aprovechar la mejor exposición solar, y la viticultura sigue criterios de mínima intervención: cubierta vegetal espontánea, laboreo superficial, ausencia de herbicidas y vendimia manual en cajas pequeñas.

El resultado es una uva que conjuga madurez y frescura, potencia y finura. En bodega, el Tempranillo de La Pasada aporta la columna vertebral y el alma del vino Queirón de Gabriel, el reserva icónico de la casa. Es la parte estructural del coupage, la que ofrece el esqueleto tánico, el equilibrio y esa acidez que sostiene el conjunto.

La Pasada encarna la filosofía de Queirón: el respeto por el territorio, la búsqueda de autenticidad y la voluntad de recuperar la identidad de Rioja Oriental desde la altura. Es un viñedo de frontera, de paciencia y de precisión. Un lugar donde la vid se aferra a la montaña, donde el viento limpia, la arena drena y el sol acaricia, y donde el vino nace no de la abundancia, sino de la exactitud del límite.

dEste viñedo se debe a la visión de Gabriel Pérez, fundador de Ontañón Famlia y un auténtico viñador visionario. Cuando él se decidió a plantar esta viña todo el mundo estaba arrancando viñedo; todo el mundo huía de los pueblos. Pero él tuvo la visión de subir a la zona más agreste y alta de Yerga y recuperar una zona antiquísima de viña (en las labores de preparación del terreno tenemos constancia de que hubo anteriores plantaciones porque aparecieron restos de raíces).

Microclima y viticultura

  • Al estar tan alto y con pendientes importantes, la viña goza de amplitud térmica (diferencia día-noche) que favorece maduraciones lentas, taninos más finos, frescura en la acidez. 

  • Las corrientes de aire (ventilación natural) ayudan a mantener la sanidad del viñedo, reducir enfermedades fúngicas, lo cual es esencial en pendientes y zonas de mayor altitud.

  • La parcela está estratégicamente orientada y dividida en subparcelas para aprovechar la mejor exposición solar conforme a la orografía.

Suelo y geología

  • Textura del suelo: franco-arenosa con 73,1 % arena, 16,9 % limo y 10 % arcilla.

  • Estructura del terreno estratificada: capa superior arenosa con arenisca y piedras grandes; por debajo estratos de arcilla vieja y arenisca que permiten raíces profundas en busca de agua.

  • Suelo pobre, con presencia de piedras y pedruscos, lo que contribuye al estrés moderado de la planta y a la concentración de la uva.

 Variedad y plantación

  • Variedad principal: Tempranillo

  • Años de plantación: entre 1989 y 1995.

  • Marco de plantación: 2,90 m × 1,10 m.

  • Conducción: espaldera, aunque en su origen fue vaso o viña más tradicional.

Su extrema ubicación, pendiente y altitud hacen que sea una parcela de máxima expresión del terruño, muy coherente con la filosofía de la bodega de intervenir lo menos posible y dejar que hable la tierra.
Las cepas se asientan en fuertes pendientes, orientadas para aprovechar el sol de la mañana y el alivio del cierzo por la tarde. La amplitud térmica —las noches frías y los días templados— favorece taninos finos, aromas profundos y una acidez que sostiene el vino con elegancia.

 

Quel

La zona más agreste
y alta
de Yerga

El viñedo se sitúa en la zona de límite de cultivo en lo alto de las laderas del Monte Yerga, en Quel; entre los 810m y los 720m de altitud, con un desnivel de 70 m y pendientes de más de 30% en algunas zonas.
La tierra se estratifica pasando de una superficie arenosa con arenisca y piedra gruesa seguida de estratos de arcillas viejas y de arenisca que permiten que las raíces se desarrollen en profundidad buscando el agua y capas profundas más arcillosas que mantienen la humedad en los cálidos días de verano.

Datos técnicos

Paraje Viñedo La Pasada
Altitud 720 m. a 810 m.
Variedad Tempranillo
Superficie 9,8 Ha.
Conducción Espaldera (Vaso reconvertido)
Año de plantación 1989-1995
Marco de plantación 2.90 x 1.10 m.
Textura suelo Franco-arenosa
16.9% Limos, 73.1% Arena, 10% Arcilla
_reserva
Sacacorchos

Queirón de Gabriel

2011

El sueño de Gabriel

otros

viñedos

Queirón