El
Arca
Al pie del castillo roquero de Quel, en el corazón de la Rioja Oriental, se esconde una pequeña joya vitícola llamada El Arca. Apenas una hectárea —exactamente 0,89— que resume más de un siglo de historia de la garnacha riojana. Allí, sobre suelos franco-arenosos y expuestos al cierzo del norte, sobreviven unas dos mil cepas plantadas en 1892. En torno a ellas, el paisaje conserva el aire austero y noble de la viticultura antigua: cepas en vaso, raíces profundas, rendimientos minúsculos, apenas un kilo de uva por planta.
El nombre de la viña procede de una curiosa construcción del siglo XIX que repartía el caudal de una acequia en tres direcciones: una hacia Arnedo, otra hacia Autol y la tercera hacia Quel. Aquella obra hidráulica, símbolo de equilibrio y reparto, acabó dando identidad a este pequeño pago que hoy es reconocido oficialmente como Viñedo Singular por la DOCa Rioja.
El Arca es el testimonio de una viticultura de resistencia. Se trabaja en secano, sin más ayuda que la sabiduría del terreno y la paciencia de los hombres.
El asombro de un terruño
que cabalga entre tres siglos
El Arca es una pequeña parcela de menos de una hectárea (0,89 ha) situada al norte del casco antiguo de Quel, en la falda del cerro que corona el castillo medieval. Se encuentra a unos 490–510 metros de altitud, en la zona alta del valle del Cidacos, dentro de la subzona Rioja Oriental. Su disposición orientada al norte y la influencia del cierzo —el viento frío y seco que desciende del Moncayo— moderan las temperaturas estivales y aseguran un ambiente sanitario excepcional durante el ciclo vegetativo.
GEOLOGÍA DE EL ARCA
El suelo de El Arca es un franco-arenoso, muy suelto, con 61 % de arena, 28 % de limo y menos de 10 % de arcilla, pobre en materia orgánica y de baja fertilidad natural. Esta composición obliga a las raíces a penetrar profundamente en busca de agua y nutrientes, favoreciendo un equilibrio vegetativo corto, con rendimientos muy bajos y uvas de gran concentración.
En el subsuelo aparecen gravas y areniscas rojizas, restos de antiguos depósitos fluviales del Ebro, que aportan drenaje y calidez, responsables en parte del carácter maduro y aromático de la garnacha del lugar.
CLIMA Y ORIENTACIÓN
El Arca disfruta de un microclima singular, con marcada influencia mediterránea, pero suavizada por la altitud y por la exposición norte-noroeste. Los veranos son cálidos y secos, las noches frescas, y las precipitaciones anuales moderadas (en torno a 450-500 mm). Esta combinación —sequedad, viento y contraste térmico— propicia una maduración lenta y equilibrada, una piel gruesa en la uva, taninos finos y una acidez natural que garantiza frescura incluso en añadas cálidas.
La orientación de El Arca también juega un papel decisivo tanto para su supervivencia a lo largo del tiempo como para lograr el fragilísimo equilibrio entre la producción y la excelencia, ya que se enfrenta al cierzo y se protege del bochorno de la canícula del verano. La elección de este espacio por los viticultores que la plantaron a finales del siglo XIX vuelve a poner de relieve el valor del conocimiento del territorio de aquellos padres de la viticultura riojana.
EDAD Y PLANTACIÓN
Las cepas se plantaron en 1892, lo que convierte a El Arca en una de las viñas más viejas documentadas de Rioja Oriental. Se trata de una garnacha tinta pura, injertada sobre pie franco o de viña prefiloxérica en algunos casos.
Las plantas se conducen en vaso tradicional, con poda corta y escaso desarrollo vegetativo, perfectamente adaptadas al secano. No existe riego ni laboreo mecánico agresivo: todo se realiza de forma manual, respetando el equilibrio natural del suelo.
RENDIMIENTO Y MANEJO
El Arca produce menos de 2.000 kg por hectárea, lo que equivale aproximadamente a un kilogramo de uva por cepa. Esta extrema limitación productiva permite obtener una materia prima de altísima concentración, rica en antocianos y taninos nobles.
La viticultura es artesanal y regenerativa: uso de cubierta vegetal espontánea, mínima intervención fitosanitaria, laboreo superficial y ausencia de herbicidas. Cada cepa se trabaja como si fuera única, y la vendimia se realiza en cajas pequeñas, con selección in situ.
VIÑEDO SINGULAR DE RIOJA
El Arca fue reconocido oficialmente como Viñedo Singular por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja, una categoría reservada a parcelas excepcionales que deben demostrar antigüedad, trazabilidad, viticultura respetuosa y calidad superior en el vino resultante.
El Arca es un viñedo de equilibrio perfecto entre austeridad y nobleza: una pequeña parcela nacida en un suelo humilde, que gracias al tiempo y al cuidado humano se ha convertido en una de las expresiones más puras y raras de la garnacha riojana.
Quel
La complejidad
de un suelo único
El suelo de El Arca configura también el asombro de un pequeño universo, una amalgama de arenas con limos y diversos planos arcillosos, minúsculos pero perceptibles, que confieren la personalidad de un suelo pobre en extremo pero esencial para producir vinos tan peculiares.
Datos técnicos
28% limos, 61,4% arena 9,79% arcilla
El Arca
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